domingo, 14 de septiembre de 2008

Una Visión de País

El rasgo más distintivo de nuestra Costa Rica es el contraste inmenso entre el potencial que tenemos y lo que efectivamente somos.
¿Por qué la inmensidad de nuestro potencial? Porque, producto de la revolución tecnológica y del advenimiento de la digitalización, la principal fuente de creación de riqueza actualmente son el conocimiento y la información; no las “cosas”.
Para ser más precisos: la prosperidad de un pueblo hoy en día depende de su capacidad y de su creatividad para organizar su economía alrededor de actividades basadas en conocimiento e información (desarrollo de software, diseño gráfico, call centers, servicios médicos, ingeniería, arquitectura, producción audiovisual, biología, consultorías en las más diversas áreas, etc.), y/o en la incorporación de conocimiento e información a las “cosas”; lo que implica pasar de los productos “commodities” a los productos con valor agregado. En ambos casos, el valor máximo posible se consigue cuando el servicio o el producto lograr adquirir “valor de marca”.
Cuando la generación de riqueza y la prosperidad de un pueblo dependía de la existencia de recursos minerales estratégicos (oro, petróleo, etc); o de la capacidad industrial para transformar recursos minerales o agrícolas en “cosas”, un país como el nuestro tenía un potencial limitado. Ya no es el caso. En la nueva economía basada en el conocimiento tenemos todos los ingredientes para prosperar, para eliminar de una vez por todas la pobreza, para asegurar a todos calidad de vida.
A lo largo de nuestra historia invertimos en educación y en salud. Tenemos estabilidad política e instituciones estables. Tenemos una de las mayores biodiversidades del planeta. Tenemos todos los ingredientes para dar un salto formidable hacia la prosperidad.
¿Por qué no damos el salto? Porque estamos amarrados. Sí. Amarrados, maniatados. Atrapados e inmovilizados en una gigantezca telaraña de leyes, reglamentos y controles. Nuestra clase política lleva décadas tejiendo la telaraña. Y como algunos intentaban escapar, crearon la Sala IV.
La justificación para la telaraña es el impedir la corrupción. No la impide; más bien la hace necesaria. Lo que sí consiguió es que en Costa Rica gobierne la lentitud. Y eso, hoy en día, es gravísimo. ¿Por qué? Porque el segundo componente de la era del conocimiento y de la información; es que esa información y conocimiento se transmiten alrededor del Plantea a la velocidad de la luz…¡literalmente! El efecto profundo –económico, psicológico, cultural, político-- es que se acelera vertiginosamente el ritmo de la vida. Antes, un minuto tenía sesenta segundos; hoy tiene cincuenta y sigue disminuyendo.
Una cosa era tardar 20 años en construir una carretera a mediados del siglo XX. Otra cosa es tardar 20 años hoy en día. Una cosa era tardar 3 años en una licitación en los años 70; otra cosa es tardar 3 años hoy en día.
La totalidad del aparato institucional de nuestro país se mueve a una velocidad que nos condena a un creciente atraso, al rezago, a quedar marginados. Es decir, a jamás poder superar la pobreza. Quizá por un breve tiempo más nos permitirá sostener a duras penas a una clase media que poco a poco se empobrece.
Pero mientras el sector público e institucional del país se mueve con lentitud, el sector productivo se mueve cada vez con más velocidad. Por eso la creciente realidad y sensación de que se van configurando dos Costa Ricas: una pujante, creativa, innovadora, vinculada cada vez más a la economía global y en proceso de enriquecerse; y otra lenta, burocratizada, vinculada al aparato del estado y a las universidades públicas, en proceso de empobrecerse.
Estas dos Costa Ricas están en curso de colisión. Pero puede evitarse. Una visión de País Inclusivo puede evitar un choque que está en ciernes.
Pero, ¿es posible? No solo es posible; es necesario. Más aún; es imprescindible. ¿Por qué? Porque cuando la principal fuente de generación de riqueza es el conocimiento y la información, la justicia social es condición necesaria para el éxito económico, y no, como en el pasado; un gasto que afecta la rentabilidad.
Tener un sistema educativo de clase mundial nos hará a todos más prósperos. Tener un sistema de salud de clase mundial, nos hará a todos más prósperos. Tener telecomunicaciones de clase mundial, nos hará a todos más prósperos. Tener universidades de clase mundial nos hará a todos más prósperos. Tener carreteras, puertos y aeropuertos de clase mundial, nos hará a todos más prósperos.
Una tendencia central en la actualidad es la convergencia. Lo que antes existía físicamente separado, hoy puede coexistir virtualmente a través de la digitalización. Una implicación en el plano lógico y epistemológico, es la necesidad de superar el pensamiento fragmentado, ir más allá de la disyuntiva.
Cada vez tiene menos sentido enfocar como contrapuestos al individuo y a la sociedad; al estado y al mercado; a lo local y a lo global; a la justicia y a la rentabilidad; a la producción con el medio ambiente; al empresario y al sindicalista. La era del conocimiento, a través de la digitalización, efectivamente está produciendo la interconexión total de todos, en todos lados, en todos los sistemas. Interconexión que, por lo demás, como nos dice la física actual, es un aspecto esencial del Universo y de la Vida.
El principal desafío a resolver en el corto plazo, es poner al aparato institucional a moverse a la misma velocidad que la sociedad civil. Es hacerlo ágil, rápido, flexible y transparente. Hasta hoy, la principal excusa para no hacerlo es invocar la necesidad de controles para evitar la corrupción. Aseguro que se combate más eficazmente legislando para que todo, absolutamente todo lo que se hace en una institución pública sea hecho “en línea”, a la vista de todo Costa Rica; que seguir aprobando o manteniendo amarras burocráticas y legales.
Esto, a su vez, requiere un nuevo tipo de político. Es necesario que apoyemos a dirigentes políticos que entienden la lógica, las demandas, las oportunidades y las amenazas de la nueva era del conocimiento en el contexto de una creciente interconexión global. Y que actúen en consecuencia. Es fácil distinguirlos: exígales que se comprometan públicamente a reformar el reglamento legislativo; infausto y nefasto símbolo y expresión de “la vieja política”.
Aún estamos a tiempo de hacer de Costa Rica un verdadero “nodo de la economía digital”. Aún estamos a tiempo de avanzar hacia una educación que privilegie el pensamiento creativo y la imaginación, sobre la memorización de datos; estamos a tiempo de agilizar el aparato del estado y, precisamente por ello, combatir eficazmente la corrupción; estamos a tiempo de reconocer en cada uno de los demás a alguien imprescindible para el buen funcionamiento del sistema total; estamos a tiempo de admitir que nadie sobra, que nos necesitamos todos; que es tan necesaria la iniciativa y la creatividad individual, como las políticas públicas que fomenten la cohesión social; que la diversidad nos enriquece, que la tolerancia nos humaniza, que en la globalización hay más promesas que amenazas; que reafirmamos mejor nuestra identidad interactuando con el mundo.
Pero tenemos que hacerlo rápido, porque hoy en día, un minuto tiene cincuenta segundos y continúa disminuyendo…

Publicado en La Nación
14 de Setiembre, 2008

1 comentario:

Anónimo dijo...

Yo no sé...me declaro más Fritjofcaprista: “En las próximas décadas, la supervivencia de la humanidad dependerá de nuestra alfabetización ecológica - nuestra capacidad para entender los principios básicos de la ecología y vivir en consecuencia. Esto significa que “ecoalfabetizado” (ecoliteracy) debe convertirse en una habilidad crítica para los políticos, dirigentes empresariales, y profesionales en todos los ámbitos, y debe ser la parte más importante de la educación en todos los niveles”.
“Sustentabilidad, entonces, no es una propiedad individual sino una propiedad de toda una red de relaciones. Siempre implica a toda la comunidad. Esta es la profunda lección que necesitamos aprender de la naturaleza. La forma de sostener la vida es construir y alimentar la comunidad. Una comunidad humana sustentable interactúa con otras comunidades - humanos y no humanos - en formas que les permitan vivir y desarrollarse según su naturaleza”.
Leonardoboffista, Vandanashivista...
No veo en la tecnología y el llamado "desarrollo" económico sustentado en ella un aumento de calidad de vida sino todo lo contrario..., al menos mientras no haya salud, gozo, arte techo, comida y agua pura para todo el mundo. ( ojo que no digo educación porque me da pereza)